Ultima Hora Menorca | 3-sep-2012
El PP y el aborto
El sr. Gallardón, nada menos que el Ministro de Justicia, prepara una revisión de la ley del derecho al aborto que nos situará de golpe en plena Edad Media, cuando no en la época de las cavernas. Únicamente en este contexto se puede defender la prohibición o ilegalización del aborto en el supuesto de malformación del feto.
La Edad Media se caracterizaba por ser una sociedad estamental dividida en clero, nobleza y campesinos, regida por la “ley divina”, interpretada por los sectores más reaccionarios de la iglesia. Así quiere Gallardón a las mujeres de la sociedad del siglo XXI, sometidas a la fatalidad y a los designios del destino. Sometidas a la “ley divina”, no a la leyes humanas.
De repente, Gallardón se salta 1000 años de Historia y pretende una sociedad oscura, sin derechos personales o sociales reconocidos y sometida al poder más rancio y retrógrado. Gallardón pretende imponer un modelo de sociedad que prescinde de los avances médicos, tecnológicos, avances en el desarrollo social y en la conquista de derechos sociales y personales. El integrismo nacional católico defendido por Gallardón rivaliza con el integrismo propio de una sociedad talibán.
Su propuesta solo puede entenderse en el marco del afán de poder, unida al retroceso a la España negra. Gallardón quiere subir más alto, es decir quiere ser presidente de gobierno y para ello necesita contentar a los sectores más reaccionarios, ruines y mezquinos de la derecha española. No le importa hacerlo a costa de los derechos de la mujer a decidir en una cuestión delicada y gravísima.
La actual Ley sobre el aborto constituye el marco jurídico que regula el derecho de la mujer a abortar. La ley actual “regula” el aborto, no “impone” el aborto como da a entender Gallardón.
Con la protección del ordenamiento jurídico la mujer puede ejercer su derecho a abortar en condiciones de control médico-sanitario y en un entorno seguro que ayuda a disminuir y controlar tanto su vulnerabilidad física como psíquica en momentos de máximo estrés.
Sólo un político insensible y perverso se atrevería a legislar contra los derechos de la mujer para obligar a la mujer a llevar adelante un embarazo con el conocimiento de que nacerá un ser con graves deficiencias que impedirá su desarrollo humano.
La propuesta de Gallardón es una idea aberrante y retrógrada, propia de la tradición más despreciable y mezquina además de cavernícola.
Bárbara Salvà
M Rosa Ros
Edurne Uribe