Un grupo de madres ‘se instala’ en la calle: pasa su segunda noche frente a la delegación de Educació en Maó
Ultima Hora Menorca | J.G.A. | 17/09/2013
Un grupo de madres menorquinas han decidido acampar en la calle Josep Maria Quadrado de Maó, frente a la delegación de Educació, para hacer evidente su enfado e indignación. La medida de presión arrancó el lunes, después de que dos de ellas se encerraran por espacio aproximado de dos horas en el edificio, justo al término de la manifestación que congregó a medio millar de personas frente a la sede de la Conselleria en Menorca.
Tras ser identificadas y expulsadas por la Policía Nacional, las progenitoras no dudaron en plantar sus tiendas y acampar ‘sine die’ en la vía pública. Una forma de protesta que tuvo una rápida difusión a través de las redes sociales y que ya está orquestada por el movimiento Famíles per l’Educació, que ayer animaba a la sociedad menorquina a sumarse a esta y otras acciones. Tras más de 24 horas en la calle, el grupo manifestaba ayer su intención de permanecer acampado hasta que la Conselleria de Educació nombre a un delegado que ejerza de interlocutor y sea capaz de escuchar las reivindicaciones y el malestar de la comunidad educativa.
Es su principal reivindicación, «que no tenemos a nadie que nos escuche», según relataba ayer una de ellas. El grupo es fluctuante y en algunos momentos del día llega a estar nutrido por hasta 15 personas, pero cuando se acerca la noche se reduce. Las familias también persiguen la restitución en su puesto de los tres directores de instituto expedientados por la Conselleria.
Sin embargo, los propios agentes de la Policía Nacional les han comunicado que no han recibido ninguna orden de desalojo. No en vano, al no estar alterando el orden público, el control de esta práctica compete a la Policía Local, ya que se trata de un asunto de uso y ocupación de la vía pública, regulada por las ordenanzas municipales.
«Pensábamos que una manifestación era poco y decidimos entrar, luego una funcionaria nos dijo que iba a cerrar y que si no salíamos, llamaría a la policía». El relato es el de una de las madres, que aseguró haber pasado «miedo» cuando cinco agentes de policía entraron en el edificio para forzar su marcha. Finalmente el desalojo se produjo de forma pacífica: «Incluso nos dieron cinco minutos para decidir qué hacíamos».
La decisión salta a la vista, las madres no tienen ninguna intención de levantar el campamento. Aseguran sentirse muy apoyadas por los vecinos y por los comerciantes de la zona, así como por profesores, alumnos y otros padres y madres que a lo largo del día se acercan, no sólo para darles su apoyo, sino también para pedir información: «Muchos padres no saben el porqué de esta huelga y eso resulta muy triste».
«Nos están ayudando en todo, dándonos comida y bebida, ofreciéndonos sus lavabos, interesándose por nuestra comodidad…». Por ello quisieron trasladar su agradecimiento. Los carteles de la protesta siguen colgados rodeando las tiendas que escenifican que el curso en Menorca no ha empezado con normalidad. Es un lema y una realidad. Madres en la calle «preocupadas por la calidad de la escuela» y en la puerta de la delegación sobrevive una foto de la consellera de Educació, Joana Maria Camps, con una invitación nada sutil a abandonar el cargo.